En Manchester (Inglaterra) un perro llamado Oscar extrañaba tanto a su gato compañero de juegos recientemente fallecido que lo desenterró y lo llevó de nuevo a la casa de la familia.
Según los dueños los dos animales eran inseparables.
El gato, que era más grande que el cachorro, solía ayudarlo a subirse al sofa, donde los dos disfrutaban, uno pegado al otro, del calor de la casa en el duro invierno inglés.
Es de imaginar la sorpresa de Óscar cuando vieron que los dueños se llevaban al jardín a un Arthur inerte, cavaban un hoyo, depositaban al gato allí y lo volvían a cubrir de tierra hasta hacerlo desaparecer de la vista. (more…)